miércoles, 30 de abril de 2014

A mis Καβούρι

Quiero compartir un pequeño capítulo de mi vida con todas vosotras. Desde primaria había tenido problemas con hacer amigos y siempre estaba sola. Pero ese año, cuando tenía 15-16, lo pasé realmente mal. Un chaval se metía conmigo y yo no tenía fuerzas suficientes para plantarle cara y mandarle a la mierda.
Era tal mi depresión que ni me apetecía estudiar y repetí curso. Ese mismo año tuve mi primer novio, quién me mentía y me engañaba.
Mi relación con mi madre era...pésima. Hasta tal punto que apenas nos cruzabamos unas pocas palabras en todo el día.
Después de ciertos trastornos con la comida por ansiedad y mi autoestima viajaba por el subsuelo. No quería ni mirarme al espejo. Estaba obesionada con mi aspecto, me comparaba con todas, que creía que eran mejores que yo.
Ya veis, las típicas mierdas que el patriarcado se encarga de interiorizarnos...
Os cuento esto porque, desde que empezó este curso, y desde que comenzamos a apiñarnos en la clase de teatro, comprendí que cada persona es especialmente única. 
Y a todas y cada una de vosotras, deciros que si algún día os llegárais a sentir pequeñitas, mirad y buscad esa esencia que os hacen tan especiales.
Sentíos bien con vosotras mismas. Y nunca, nunca os comparéis o queráis ser como nadie. Es imposible ser como nadie y ahí está la auténtica magia de ser una misma.
Adorad cada trocito de vuestra piel y solamente luchar por ser un poquito mejores. Os lleve el tiempo que sea.
Me di cuenta de esto hace tan solo unos meses.
No sabéis lo importante que es para mí encontrarme con gente como vosotras en la vida; que me hagan tan feliz como vosotros. Soy consciente de que e algún momento nuestras vidas tomarán rumbos distintos, pero lo bonito de conocer a las personas es la huella que dejan en nuestras vidas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario