viernes, 20 de marzo de 2020


¿A dónde ibas el 14 de marzo?

Antes de que todos los días se volvieran domingo.

Antes de que el despertador no tuviera hora marcada.

Antes de que las mañanas sonaran a gorjeo.
Y los atardeceres a silencio.

Antes de que un barco no zarpara a su destino.

Antes de que una nieta no visitara a su abuelo.

Antes de que un hijo recordara lo divertida que es su madre.

Antes de que un padre se perdiera en el tiempo jugando con sus criaturas.

Antes de la ansiedad, "déjame salir, no soporto estar conmigo".

Antes de la incertidumbre "cómo vamos a estar semanas encerradxs".

¿De verdad puede una cárcel ser lujosa?

Antes del desespero, "qué hago con mis hijos".

Antes de la preocupación, ”¿Cómo llegaré a fin de mes?".

Antes del enfado "¡Esta locura terminará con nuestra relación!"

Antes de que la abuela se pusiera malita.

Antes de que le entrara fiebre, te entrara fiebre, me entrara fiebre.

Antes del último beso de adiós en la frente.

Antes de que incluso tu aburrida vida, se volviera poesía.

¿A dónde ibas el 14 de marzo?

Después de un encuentro rechazado.

Después de la promesa de un último vino por compartir.

Después de "hacía tanto que no almorzábamos en familia".

Después de los trabajos que roban almas y las ciudades que contaminan vidas.

Después de las obligaciones impuestas que roban biografías.

Después de madrugar para no contemplar colores del amanecer.

Después de que el abuelo se marchara para siempre.

Después de dolor tan agudo que dejó su ausencia.

Después de darte cuenta, de que la lotería más grande, la has tenido siempre a tu lado.

Después de que, incluso tu aburrida vida se volviera poesía.

¿Ya puedes ver la poesía?


jueves, 9 de enero de 2020

Loco

Qué contarle a un cuerdo que un loco no sepa.
Y es que el loco es loco por viejo, no por cuerdo.
El loco que es libre,
que se escapa a dónde le plazca.
Libre.
Libre excepto de su conciencia.
Conciencia que le mantiene esclavo del dolor...
dolores que pronunciados al viento
quizás cree posible curar con una sonrisa,
sin recordar que al final la sonrisa es solo un escaparate.
Y qué bonito escaparate.
Pero más que nadie saben los locos,
que el dolor de la muerte
ni veintidós cervezas puede paliar.
Y es que cuando morimos por dentro,
la locura se acentúa un poco más.
Después de tanta vida
un poco muertos sí que estamos.
Pero oye, también aún soñamos.

Tremendamente seguro de sí mismo
de quien lo tiene todo bajo control;
Cree tenerlo todo bajo control,
pero a su mirada le escapa la mesura,
la cordura, la censura...
la censura.
De este frío a tu calor solo hay unos grados,
entre dos rostros y una caricia, un tacto.
Entre el bien y el mal, un acto.
Y en realidad nada, no hay nada.
Nada. Mucho. Digo, nada.
En la cabeza del loco demasiado,
menos de lo que se puede permitir,
más, mucho más de lo que pueda
atreverse a decir, a hacer, a ser, a hacer...
Así que vierte su alma entre letras de tristeza,
excepto si es para psicoanalizar,
entonces se desnuda un poco más. 
Se pasa y culpa al cannabis, 
pero hasta el loco es consciente
de que entre el corazón y la mente
la primera nunca fue consecuente.
Hay palabras que no se las lleva el viento,
hay palabras que por no salir ahogan la respiración.
Y hay personas que ni te quitan el sueño ni te dejan sin aliento,
simplemente rompen tus estructuras...
¿He dicho simplemente?
No, no.
No hay nada de simple en romper esquemas
de las vidas de las gentes.

El loco que se evade del vacío en vicios,
se esconde en la risa sin someterse a la alegría.
Entonces, dime loco,
¿De qué te sirve entonces tallarte las comisuras?
¿Ha llegado alguien más allá de tu corbata?
A morderte el cuello, quizás...
¿Aprendió alguna vez el loco el quiz de la discreción?

No es el loco un alcohólico.
Es un bohemio que devora carencias antes de acostarse.
Vuelan aforismos del arte en su mente
y no puede dormir.
El loco tiene miedo de soñar con el arte,
porque cada sueño es una alucinación
que le transporta al reino de los cielos.
Miedo de que sus ojos impúdicos
conviertan el arte en realidad entre sus manos.
Arte que hace desentenderse de lo importante.
Sombra de lo que es evidente.
Miedo al maldito arte cuyo catarsis parece inalcanzable.
Al loco le gusta el arte que le gusta al loco,
en el que se desahoga y encuentra paz.
Las cerezas rojas del arte bailan
al unísono conjuro de su risa y
no se pueden comer. No se han de comer,
el loco se las quisiera comer...
qué hambre da esto del arte.
El loco sabe que ante todo, 
ha de ser responsable con el arte.
Gracias loco, por ser responsable con el arte.

jueves, 1 de mayo de 2014

Si te escribo te recuerdo

-Te echo mucho de menos.
-Y yo a ti. Voy a casa y me pondré a escribir. Hoy siento nostalgia.
-¿Y eso? Cuéntame
-Pues que te echo de menos y recordar es volver a vivir; así que si te escribo, te recuerdo. Eso me relaja hasta volver a abrazarte.

Ojalá los kilómetros se volvieran pasos. Para dormirme en tu pecho y que sea la tuya, la primera carita que vea al desertar; que me levantes a besos.
Qué agradecida estoy de que aparecieras para cambiarlo todo.
Sobre todo quiero que te quedes todo el tiempo que nos permita la vida.

miércoles, 30 de abril de 2014

A mis Καβούρι

Quiero compartir un pequeño capítulo de mi vida con todas vosotras. Desde primaria había tenido problemas con hacer amigos y siempre estaba sola. Pero ese año, cuando tenía 15-16, lo pasé realmente mal. Un chaval se metía conmigo y yo no tenía fuerzas suficientes para plantarle cara y mandarle a la mierda.
Era tal mi depresión que ni me apetecía estudiar y repetí curso. Ese mismo año tuve mi primer novio, quién me mentía y me engañaba.
Mi relación con mi madre era...pésima. Hasta tal punto que apenas nos cruzabamos unas pocas palabras en todo el día.
Después de ciertos trastornos con la comida por ansiedad y mi autoestima viajaba por el subsuelo. No quería ni mirarme al espejo. Estaba obesionada con mi aspecto, me comparaba con todas, que creía que eran mejores que yo.
Ya veis, las típicas mierdas que el patriarcado se encarga de interiorizarnos...
Os cuento esto porque, desde que empezó este curso, y desde que comenzamos a apiñarnos en la clase de teatro, comprendí que cada persona es especialmente única. 
Y a todas y cada una de vosotras, deciros que si algún día os llegárais a sentir pequeñitas, mirad y buscad esa esencia que os hacen tan especiales.
Sentíos bien con vosotras mismas. Y nunca, nunca os comparéis o queráis ser como nadie. Es imposible ser como nadie y ahí está la auténtica magia de ser una misma.
Adorad cada trocito de vuestra piel y solamente luchar por ser un poquito mejores. Os lleve el tiempo que sea.
Me di cuenta de esto hace tan solo unos meses.
No sabéis lo importante que es para mí encontrarme con gente como vosotras en la vida; que me hagan tan feliz como vosotros. Soy consciente de que e algún momento nuestras vidas tomarán rumbos distintos, pero lo bonito de conocer a las personas es la huella que dejan en nuestras vidas.


Mamá, gracias.

Hoy me siento frente a ti, mamá, en el césped del parque, ese que tanto te gusta compartir momentos a nuestro lado, el de tus hijos.
En este pequeño espacio, quiero decirte lo grande que eres en mi vida; agradecerte por darme la vida, por desearme desde el primer momento que te anunciaron la noticia, pese a lo jóven que eras.
Gracias mamá, por darme de tu pecho el primer hilo de vida, por el primer calor de tus labios... Gracias por ser valiente y volar un mundo desconocido, para poder descubrirme un futuro mejor. Por enseñarme la importancia de la familia y transmitirme unos valores tan bonitos, que solo de un corazón como el tuyo pudieran brotar.
Gracias por tu paciencia y comprensión diaria. Por sostenerme siempre que quiero caer, por hacer lo imposible para que estuviera siempre arriba.
Gracias por amarme cada día, aún siendo a tu manera... por ser la persona que eres; por hacer de mí la mujer que soy y en la que me convertiré.
Por no tirar la toalla conmigo incluso en los arrebatos de rebeldía.
Gracias por darme y no permitirme, por tus abrazos sinceros y tiernos, los que una madre puede ofrecer. También por traer al mundo a esas dos personitas que quiero sin condición.
Gracias mamá, por regalarnos tu juventud y darnos lo mejor de ti.
Gracias por existir.

domingo, 27 de enero de 2013

Al chico del Bullying

Dime, ¿Por qué te sientes tan pequeño? Menguas ante viles palabras, de unos necios celosos.
No permitas que lo que digan te salpique, haciéndote pensar que eres, lo que no eres. Manifiestan su envidia con rechazo, para desentenderse de sus propios complejos.
Saben lo que vales. Quieren ser lo que tú, tienen miedo a ser lo que tú. Todo lo que no se atreven a ser: ellos mismo. Porque ser fiel a sí mismo es más peligroso que llevar la etiqueta colectiva.
Sus entrañas les reclaman la personalidad de la que carecen, y ellos no tiene el valor para quitarse las máscaras que les disfrazan, silencian y ocultan.
Visualizas tu alma a través de los ojos de otros. Y hoy, quiero que mires tu interior a través de los míos. Contémplate apenas unos segundos. Y debes creer lo que ves, porque en ellos  se manifiestan tu auténtico tú.
Deshazte de ese erróneo juicio que han conseguido crear de ti.
Puedo mostrarte la verdad, pero solo tú puedes convencerte de ella, y cuando lo hagas tú primero, también lo harán los demás.

jueves, 24 de enero de 2013

Una Sonrisa Triste, a Natalia.

Una vez oí que la sonrisa es el reflejo del alma. En un primer momento me sonó bonito y todo. Hoy, la verdad, me parece una de esas frases sin sentido. Aunque reflexionando bien, le encontré ese "algo" de sentido. La expresión de una sonrisa cambia cuando también lo hace tu alma. No es igual la sonrisa que se dibuja en un rostro cuando se está por ejemplo, enamorado/a, o cuando recibes una sorprendente y buena noticia. O simplemente cuando estás triste, o preocupado/a, la sonrisa también es distinta; las expresiones, auque se intente simular, son más tensas. Y precisamente, fue esa la sonrisa que encontré en tu cara esa mañana.
Una de las sonrisas más bonitas y contagiosas que he conocido, estaba apagada, con unos ojos apenados, que se resistían a encerranse en su aflicción. Nunca te lo he dicho, pero adoro tu risa, porque ilumina. Tu alegría me recuerda lo bien que está encontrar a personitas como tú. Que te hacen reír, y conceden unos segundos de felicidad, pese a que no todo esté bien.
Sabes, querida amiga, en el fondo no está mal. Porque, ¿Te imaginas que todos siempre fueran muy felices, y mostraran una gran sonrisa por sentirse bien? Si eso pasara, significaría que no existirían los sentimientos, ni las emociones; y eso haría que vivir fue una mar de aburrimiento. Qué sería de la vida, o del descubrimiento con nuevas experiencias, si no fuera también por las sonrisas tristes, esas que tanto duelen, amargan, desgarran... pero a la vez nos hace tan fuertes.
Así que, siempre se saca algo bueno de lo malo.
A Natalia, la chica de la Sonrisa más bonita y contagiosa.